“Tuve la suerte de encontrarme con una vocación muy pendejo, de tener una red familiar que me bancó y de darme cuenta que me reconfirmo todos los días, nunca dudé de ese oficio que me di cuenta a los ocho años”
“Empecé a vivir del oficio a los 30 y yo a los 15 decía que, si a esa edad no podía, me retiraba. Suerte es saber para donde, después cómo es prueba y error, pero tener ese faro, el resto es paciencia. Saber para dónde está buenísimo”
“Me atajo bastante antes de boicotearme, los que todavía no puedo frenar son los de la rosca, de mí cabeza, no los de mis acciones. Por ahí la gente no se entera, es una tortura china, pero puedo frenar cuando me doy cuenta”
“Lo malo de uno también tiene que ser parte y estar al lado, cuando la queres pelear a veces te gana. Es un laburo que debe tener la aceptación y que hay que verlo y reconocerlo como parte de uno”