"El insulto al progre es una técnica narrativa. Siempre aprovechan para colar alguna frase contra la izquierda, el feminismo o los distintos colectivos. Han comprobado que tiene para ellos una gran rentabilidad política", diagnosticó Alemán sobre la ultraderecha a nivel mundial, y agregó que los líderes de estos movimientos "siempre apuntan contra el progresismo, constituyen colectivos que no van a ser verdaderamente transformadores y no tienen nada que ver con la realidad en la que la gente está sumergida".
"La izquierda, el progresismo y los movimientos transformadores se tienen que valer de argumentos, pero las derechas han determinado que ya no valen los argumentos, se reconocen en ese rechazo hacia lo político". Por otra parte, el columnista explicó que, desde su perspectiva, ya no existe una dialéctica entre oposición y oficialismo sino más bien una ruptura. "El neoliberalismo hoy juega su última carta en la captura de la subjetividad", sentenció. "El capitalismo actual se caracteriza por no justificar nada. No hace nada para frenar el daño ecológico ni ha hecho nada para frenar la pandemia o la guerra".
También se refirió al tema que abordó en uno de sus últimos artículos para Página/12: "El insulto se ha naturalizado muy rápidamente. En el terreno actual no hay matices, detalles ni situaciones dialécticas. Todo tiende a unificarse". Alemán señaló la ausencia de costos para aquellos que se alinearon contra las políticas sanitarias de los gobiernos durante la pandemia: "Todos los que negaron la pandemia, la cuarentena o las vacunas siguen hablando, se los sigue escuchando y no pagaron nada por las barbaridades que dijeron. En otra época esos discursos hubieran sido impugnados".
Consultado sobre la figura de Milei en el escenario nacional, respondió: "La derecha no crece sólo por los errores de un gobierno; este es un mantra que se repite constantemente pero es una mirada incorrecta. La derecha tiene su propia dinámica interna y crece como una epidemia, como un virus".