"Lo interesante es que el Banco Credit Suisse dijo que todos los fondos tienen un origen 'opaco', pero en realidad son fondos de origen arianizado. Creo que lo van a salvar por las presiones políticas a causa de la guerra entre Rusia y Ucrania", explicó Filipuzzi sobre el peligro de quiebra.
Se refirió a la investigación en torno a lo que se denomina esquema de airanización, es decir, "la transformación de empresas que no eran nazis en empresas arianizadas manejadas por hombres que defendían los intereses de los nazis". La Comisión Volcker empezó a investigar cuentas dormidas de judíos que habían quedado en la Unión de Bancos Suizos y en bancos helvéticos y, de este modo, "se logró rescatar más de mil millones de dólares. Esas cuentas eran exclusivas de judíos y descendientes, pero no investigaron los activos arianizados que quedaron ocultos por un mecanismo de contabilidad creativa y de ingeniería financiera", puntualizó.
Filipuzzi trabajó en lo que quedó del Banco Germánico (Banco Nacional de Desarrollo) y uno de sus jefes que estaba por jubilarse en 1984 le entregó en mano una serie de cuentas que estaban a punto de ser quemadas. "Durante años me dediqué junto con un periodista del Buenos Aires Herald a contactar a las familias de descendientes germánicos. Todos me mostraban el membretado del Credit Suisse con las firmas de los administradores pero nadie se animaba a entergarme el original, hasta que una familia fue profundamente generosa, quiso ayudar a la colectividad judía y nos entregó el doumento membretado", contó.
Según el investigador, los directivos del banco tenían conocimiento sobre el origen arianizado del dinero que provenía de esas empresas. A partir de todos los datos recolectados en la investigación, Filipuzzi sostiene que "hoy se estima que los verdaderos padres del nazismo son los suizos" por haber proporcionado el dinero que necesitaba el movimiento.